Hoy quiero compartir con todos vosotros este pequeño relato a modo de reflexión:
«Tu visión se enturbia por el frío, la nieve cae y tu aliento está helado en medio de la oscuridad. Por el rabillo del ojo detectas un movimiento, tus pupilas se dilatan, tus músculos se contraen y la adrenalina bulle en todo tu ser. Hay un león merodeando alrededor y te das cuenta que su presa eres tú. Vienen a tu mente las escenas en la naturaleza donde las luchas del hombre contra león siempre son iguales. El hombre corre, el león lo persigue, y el rey de la selva se devora irremediablemente al hombre. Pero un día Mary le da la vuelta al guion y revierte la historia. ¡Eso es lo que hace la valentía! No sé si lo hizo con su mirada o con el arma que tenía en su mano para defenderse, pero de pronto el león da media vuelta y Mary comienza a lo perseguirlo rastreando las huellas de las patas felinas en la nieve recién caída, llegando finalmente al lugar donde el suelo ha cedido bajo el peso de doscientos treinta kilos de león. Unos ojos amarillos brillan desde el fondo del pozo; Mary da un salto, desapareciendo en la oscuridad. Un rugido ensordecedor resuena entre las paredes de la caverna, seguido por un grito de guerra espeluznante. Entonces se siente un silencio, el silencio de la muerte y la derrota. Pero ¿Qué ha sucedido? ¿Quién ha ganado? Al fin se divisa una figura humana que sale del hoyo. En el brazo con el que Mary sostiene la lanza se observan las marcas de unas garras, pero ella sigue adelante, contra viento y marea, y sin que nadie lo esperara, esta valiente mujer ha ganado una victoria épica».
En cada travesía de la vida puede llegar un momento en el que debemos vivir más allá de lo que las circunstancias nos plantean, pues el objetivo principal no es simplemente superar la muerte de algún área, proyecto o aspecto de nuestras vidas y relaciones. Necesitamos perseguir los sueños que, parecieran estar destinados a fallar o a morir. Tenemos que ir por lo grande o retirarnos e irnos a casa. Probablemente tendremos que tomar el camino menos transitado para avanzar o conformarnos con lo normal que la vida nos plantea, de lo contrario no queda más que olvidarnos de nuestros sueños. Si nos encontramos encerrados en un pozo con un león en un día nevado, tenemos que tomar una decisión que determinará nuestro destino. Podremos huir de lo que tememos, pero estaremos corriendo el resto de nuestras vidas; o podemos enfrentar nuestros miedos y amenazas, dar un salto llenos de confianza y esperanza y perseguir al león que nos acecha . ¿Cuál es tu «león»? ¿Qué vas a hacer con él?
